En el mundo globalizado que se vive hoy, es necesario cada vez más el uso de herramientas que faciliten y agilicen el intercambio de información. Sin embargo, todavía hay un rezago muy importante en la “alfabetización” de gran número de personas en los medios digitales.
Uno de los sectores que manifiesta este atraso en México es el de la educación. En muchísimas aulas del país usan exclusivamente el pizarrón y la tiza, y en algunos casos ni eso. Sin embargo, aunque pocas son las instituciones donde hay un adelanto tecnológico afín a las expectativas mundiales, sí emplean las computadoras, y variados dispositivos electrónicos en el proceso enseñanza-aprendizaje.
En este artículo se analizan la diversidad de herramientas de las denominadas Tecnologías de la Información y Comunicación o TICs, resaltando los beneficios que estas pueden traer al salón de clase, pero también haciendo énfasis en los aspectos negativos que pueden afectar, tanto a los alumnos como al objetivo del quehacer docente.
Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) han sido utilizadas desde hace muchos años en los ámbitos educativos, muchas de las veces como un distractor, un premio o ‘de relleno’ en algunas clases de educadores que las incluyen en sus sesiones de los programas educativos, la mayoría de las veces, sin un fin determinado.
Educadores, profesores, catedráticos, maestros y hasta doctores en todos los niveles de la educación han hecho uso de estas herramientas para dar un enfoque distinto y atractivo a los sentidos de los educandos con el apoyo de este tipo de material en las clases.
Algunas herramientas han sido comúnmente utilizadas en la educación tradicional desde hace tiempo, sin embargo, con el desarrollo de nuevas tecnologías y equipos móviles en años más recientes, y el advenimiento de la educación a distancia o el blended learning, estos instrumentos se han utilizado en diversas formas, tiempos y momentos.
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